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La Resurrección de Jesús, historia y rivalidades

El relato de Juan y sus propósitos

Publicado: 2015-04-05
¿Es posible hablar históricamente de la Resurrección de Jesús? ¿El relato de Juan sobre la Resurrección esconde algún propósito diferente? Algunos detalles que nos pueden ayudar a entender este suceso.
la cita
"El primer día de la semana, muy de madrugada, siendo aún oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido quitada del sepulcro. Entonces corrió y fue a Simón Pedro y al otro discípulo a quien amaba Jesús, y les dijo: —Han sacado al Señor del sepulcro, y no sabemos dónde le han puesto. Salieron, pues, Pedro y el otro discípulo e iban al sepulcro. Y los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó primero al sepulcro. Y cuando se inclinó, vio que los lienzos habían quedado allí; sin embargo, no entró. Entonces llegó Simón Pedro siguiéndole, y entró en el sepulcro. Y vio los lienzos que habían quedado, y el sudario que había estado sobre su cabeza, no puesto con los lienzos, sino doblado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó. Pues aún no entendían la Escritura, que le era necesario resucitar de entre los muertos. Entonces los discípulos volvieron a los suyos"
Juan: 20, 1-10
La Resurrección desde la historia

La fe en la Resurrección de Jesús es el motor de la religión cristiana, se celebra la victoria de Jesús sobre la muerte; sin la Resurrección “vacía sería nuestra predicación y nuestra fe”, dice Pablo a los corintios (cf. 1Corintios 15,14). 

La Resurrección es cuestión de fe. Para nosotros, los interesados en el Jesús histórico, no nos es posible hacer una valoración objetiva acerca de este suceso, puesto que no hay elementos históricos para hablar de él. Es casi un consenso entre los estudiosos que la verdadera relación de hechos debió ser de la siguiente manera: los discípulos de Jesús se reagruparon en dos facciones luego de la muerte del Maestro, los que regresaron a Galilea y los que quedaron en Jerusalén. Los relatos de las apariciones se dan en estos dos espacios geográficos, por lo que se cree que los evangelistas recogieron esas historias de cada uno de estos grupos. Algo ocurrió entonces. Esta es la parte que no es posible precisar. Lo cierto es que estos discípulos comenzaron a predicar que su Maestro estaba vivo y para probarlo contaban las diferentes historias de un Jesús aparecido en diversas circunstancias. ¿Qué pasó con ellos? ¿Qué les hizo cambiar de actitud? ¿Por qué los discípulos miedosos regresan ahora llenos de valor? No sabemos.

John Dominic Crossan, el más polémico de los estudiosos sobre el Jesús histórico, tiene una teoría interesante al respecto. Crossan piensa que los seguidores de Jesús no se llenaron de valor después de ver al resucitado, el valor de sus discípulos no se había perdido en realidad. No se trata de una nueva fe a partir de la resurrección, sino de una fe que existió mientras Jesús estuvo con ellos y que perduró después de su muerte. Una fe tan intensa que pudo transformarse en testimonios de visiones producidos, tal vez, por estados de trance, y que al mismo tiempo buscó explicaciones en la Escritura, en los profetas, en los salmos (Crossan, 1994). En este proceso Pedro tiene un protagonismo especial. Tanto Pablo (cf. 1Corintios 15,5) y Lucas (cf. Lucas 24,34) dan noticias que Jesús se apareció, sobre todo, a Simón Pedro. El mismo Lucas relata en su evangelio cómo Pedro es el primero de los discípulos en correr hacia el sepulcro y ser testigo de la tumba vacía (cf. Lucas 24,12); el evangelista Juan recoge este relato, del que se cree es histórico –que Pedro fue a ver la tumba vacía, no que presenció una aparición- y lo expone en su propia narración pero con un propósito totalmente diferente. Y aquí habrá que hablar de algo que no suele ser tan evidente.

primeras divisiones entre cristianos

Habíamos dicho que el grupo de discípulos de Jesús se dividió en dos luego de la crucifixión y la sepultura. El grupo que permaneció en Jerusalén quedó bajo la tutela de Santiago, el hermano de Jesús. Este era el grupo más ortodoxo, pegados aún a La Ley de Moisés como única forma de salvación. Este grupo huyó en el año 70 d.C. al desierto luego de la destrucción de Jerusalén por el ejército romano, allí fue su disolución. El grupo de Galilea corrió mejor suerte, apoyados por cristianos convertidos del paganismo, se dice que gente de Antioquía, emigraron al norte desde donde produjeron sus propias tradiciones y escritos evangélicos. Estos eran seguidores de Pedro, y creían firmemente en su autoridad como primado. Sin embargo, de este mismo grupo nace una nueva facción, los seguidores de Pablo, el apóstol adoptado. Esta es la iglesia de cristianos conformados por una gran mayoría de gentiles, griegos, extranjeros, y que ya no creen en la Ley de Moisés, que ya no necesitan la circuncisión. Esta es, finalmente, la iglesia que perduró hasta nuestros días. Pero existió además un pequeño grupo que quedó atrapado entre las comunidades de Jerusalén y Galilea, una congregación que los estudiosos piensan que se agrupó en Samaría y que tuvo una nueva manera de reflexionar los hechos de Jesús. Según los autores, la comunidad cristiana seguidores de Pedro produjo el evangelio de Mateo alrededor del año 80 d.C. La comunidad seguidora de Pablo escribió el evangelio de Marcos (70 d.C.) y el de Lucas (80 d.C.). Y esta pequeña comunidad de Samaría, “muy potentes intelectual y teológicamente” (Piñero 2006) influenciados por el judaísmo tradicional y el gnosticismo, escribió el evangelio de Juan, y cuyo propósito, por supuesto, era “hablar bien” del discípulo amado y enaltecerlo por sobre los demás. 

Este relato de Juan sobre la resurrección es una pequeña prueba de esto.

dibujo de cerezo barredo

la defensa de juan

El relato del evangelio de Juan de hoy nos habla de algunas cosas que a simple lectura pueden pasar desapercibidas. María Magdalena va sola al sepulcro. Es absurdo, ninguna mujer sola va a un lugar peligroso de noche, no en esa sociedad. Juan dice que es de noche porque esta simboliza la oscuridad de la falta de fe; de hecho no es de noche. La tradición más antigua dice que fue un grupo de mujeres quienes fueron al sepulcro, pero a Juan solo le interesa la Magdalena, hablará de ella más adelante en su relato siguiendo el plan que vamos a explicar a continuación. Quedará decir que Juan comete un error: María corre a decir a los discípulos que han robado el cuerpo de Jesús y que “no sabemos dónde le han puesto” (v. 2); el uso del plural “no sabemos” revela que la tradición hablaba de muchas mujeres, y que Juan se descuidó en su redacción.

Entonces Pedro y el discípulo amado (¿Juan?) corren hasta el sepulcro. El segundo llega antes y, aunque revisa el sepulcro desde la entrada, no ingresa. Pedro llega segundo e ingresa de prisa y ve los lienzos, pero no se dice nada más de él. Cuando el otro discípulo ingresa y ve los lienzos “creyó” (v. 8). ¿Qué significado debemos darle a esto? Aquí hay dos teorías.

Josef Blank en su “Evangelio según San Juan” cita a Rudolf Bultmann para aclarar su tesis:

“Si Pedro y el discípulo amado son los representantes del cristianismo judío y del cristianismo gentil, el sentido resulta evidente: la primera generación de creyentes consta de judeocristianos, sólo después de ellos llegan a la fe los cristianos de la gentilidad. Pero eso no significa ningún privilegio para aquéllos; de hecho, unos y otros están igual de cerca del resucitado. Más aún, la buena disposición para creer es mayor en los gentiles que entre los judíos. El discípulo amado corre hacia el sepulcro más aprisa que Pedro”.

Es decir, Pedro y el otro discípulo representan a sus propias comunidades en esta escena, donde unos (Pedro) transmiten la fe a los otros (el amado).

La otra teoría, que me gusta más, nos la dice John Dominic Crossan, otra vez. Crossan cree que Juan conocía la tradición donde Pedro, solo, corre al sepulcro y lo halla vacío (cf. Lucas 24,12), y retoma esta tradición y la reescribe poniendo al otro discípulo para hacerlo crecer por sobre Pedro:

“El Discípulo Amado es el primero en llegar al sepulcro y en inspeccionar su interior. A Pedro se le permite, en cualquier caso, por respeto a la tradición, entrar el primero en la tumba. En cambio sólo de la persona del Discípulo Amado se dice que creyó. Pedro queda, por tanto, eliminado” (Crossan 1994).

Y lo mismo hará, continúa Crossan, con María Magdalena y Tomás; el evangelista querrá que queden como poco creyentes. Por supuesto ya no hablaremos de esto ahora, pero dense una vuelta por el capítulo 20 de Juan y encontrarán más indicios al respecto. Les toca a ustedes discernir y reflexionar.

Por último, quiero dejarles mis saludos de Pascua con esta frase del maestro Gustavo Gutiérrez:

“Creer en la Resurrección del Señor, significa dar “testimonio” de aquel que es juez de vivos y muertos” (cf. Hechos 10,42). Solo viviremos la alegría pascual si, como el Cristo de nuestra fe, damos vida. En medio de dificultades y problemas muchas personas buscan expresar su solidaridad con los más necesitados y estos mismos se organizan para defender sus derechos y aliviar sus sufrimientos. No pocos de entre ellos lo hacen movidos por su fe, la alegría pascual da aliento y sentido a su testimonio” (Gutiérrez 1995).

Felices Pascuas de Resurrección.



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Escrito por

Enrique Mesías

Compositor, cantautor y músico. A veces, maestro de escuela. Desenterrar al Jesús histórico es mi pasión desconocida. www.enriquemesias.com


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Notsrí socavado

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