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La purificación del Templo y la promesa de su reconstrucción

Relato de un Jesús sedicioso o pacífico

Publicado: 2015-03-06
¿Jesús fue un sedicioso anti-romano o anti-clerical judío? ¿fue la escena de los comerciantes del Templo un acto religioso o político? Juan nos muestra un relato de protesta y de rechazo de Jesús en contra de los intereses de los poderosos.
la cita
"Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos. Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: «Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado.» Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: El celo por tu Casa me devorará. Los judíos entonces le replicaron diciéndole: «Qué señal nos muestras para obrar así?» Jesús les respondió: «Destruid este Santuario y en tres días lo levantaré.» Los judíos le contestaron: «Cuarenta y seis años se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?» Pero él hablaba del Santuario de su cuerpo. Cuando resucitó, pues, de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había dicho Jesús. Mientras estuvo en Jerusalén, por la fiesta de la Pascua, creyeron muchos en su nombre al ver las señales que realizaba. Pero Jesús no se confiaba a ellos porque los conocía a todos y no tenía necesidad de que se le diera testimonio acerca de los hombres, pues él conocía lo que hay en el hombre".
Juan 2:13-25
Los evangelistas no se ponen de acuerdo

La escena de la purificación del Templo ha sido entendida por la mayoría de los estudiosos como la gota que derramó el vaso en el proceso de preocupación y rechazo que generó la actividad profética de Jesús, y que finalizó con su captura y ejecución. Un hombre capaz de rebelarse contra la autoridad del Templo y sus representantes no merece indulgencias ni concesiones. Veamos a continuación lo que dicen al respecto algunos de los estudiosos más destacados del evangelio de Juan, como Raymond E. Brown y Josef Blank. 

Este relato aparece en los cuatro evangelios canónicos: Marcos 11, 15-17; Mateo 21, 12-13; Lucas 19, 45-46 y finalmente el relato que nos interesa ahora, Juan 2, 13-25. Entendemos de inmediato que el relato de Juan es el más largo de todos, y es que la historia que Juan cuenta tiene dos momentos: la purificación del Templo propiamente y la sentencia sobre su destrucción y reconstrucción. Este último momento no aparece en los otros evangelios (los sinópticos: Marcos, Mateo y Lucas) tal como es presentado en el cuarto evangelio, sino en contextos completamente diferentes. Además, Juan presenta la acción de Jesús al principio de su misión y los sinópticos al final, cerca de su juicio y crucifixión. Estas importantes, y obvias, diferencias entre los evangelios suscitan las primeras preguntas de los estudiosos: ¿en qué momento ocurrió la purificación del Templo? ¿al inicio del ministerio de Jesús o al final? ¿ocurrió dos veces? ¿se trata de la misma acción?

¿Al principio o al final?

Hay que decir primero que los evangelios sinópticos consideran que el ministerio público de Jesús duró un año, o tal vez año y medio, pues solo participó de la celebración de una Pascua, en la que murió. Sin embargo, el evangelio de Juan dice que Jesús participó de tres Pascuas, muriendo en la tercera de ellas. Esto se convierte en un dato importante puesto que Juan pone el episodio de la purificación del Templo al inicio de la vida pública de Jesús, es decir, dos años antes de su muerte. Este detalle hace pensar que el relato de Juan es el relato original, o el que recoge el recuerdo más fiel de los primeros seguidores de Jesús, y las razones son dos: Jesús menciona a Juan el Bautista para responder el cuestionamiento de los judíos según la tradición recogida por Marcos (cf. Mc. 11, 29s), tal vez porque el recuerdo del Bautista estaba muy cercano todavía; y esa misma tradición dice que los falsos testigos que acusan a Jesús en su juicio recuerdan muy mal la que sería la sentencia original (cf. Marcos 14, 58), lo que significa que mucho tiempo había pasado. Por otro lado, también están quienes creen lo contrario, la versión de los sinópticos es la original y no la de Juan. Basan su teoría en algo muy sencillo: definitivamente un acto como ese -impedir el negocio sacerdotal de los sacrificios- tendría que haber sido reprimido de inmediato, por esa razón al poco tiempo Jesús fue apresado y ajusticiado; además, para que Jesús entrara al Templo y cometiera su "pequeña revuelta" tuvo que haber tenido un grupo de seguidores más grande que los pocos que tenía al inicio de su ministerio. 

Pues bien, la teoría consensuada es la que propone que el relato ocurrió en dos momentos: al principio de su etapa de predicador Jesús pronunció la sentencia contra el Templo, sus seguidores guardaron ese recuerdo, casi al final de su vida realizó la purificación del Templo expulsando a los mercaderes de él, y fue la causa definitiva de su ejecución. Cuando Juan escribió su evangelio y decidió colocar la tradición de la purificación del Templo al inicio de la historia (quizás porque este acto definía por completo la personalidad y misión de Jesús) la unió a la tradición de la sentencia porque obviamente se referían a lo mismo.

dibujo de cerezo barredo

Jesús, el sedicioso violento

Entonces vayamos por partes. Juan dice que Jesús y sus discípulos llegan a Jerusalén para celebrar "la Pascua de los judíos" (v. 13), lo precisa así porque quiere marcar su distancia, lo hace en todo su evangelio, él y los suyos no son como esos judíos. Llegados al Templo, encuentran en el atrio a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, en ese orden pues es un gráfico de las clases sociales judías: los ricos sacrifican bueyes como expiación de sus pecados, la clase media ofrece ovejas en sacrificio, y los pobres tan solo palomas pues no pueden pagar por un animal más grande. Dice el libro del Levítico sobre esto: 

"Cuando sus recursos no alcancen para una res menor, presentará a Yahveh, como sacrificio de reparación por su pecado, dos tórtolas o dos pichones, uno como sacrificio por el pecado y otro en holocausto" (Levítico 5,7). 

Solo Juan menciona el detalle del látigo hecho de cuerdas y que nos da una idea de lo enfurecido que estuvo Jesús en este episodio. Estaba prohibido entrar al Templo con armas o palos, lo que nos hace darle la razón a Juan cuando dice que Jesús "hizo" un látigo, tal vez con cuerdas de atar a los animales. También es interesante el actuar selectivo y discriminatorio de Jesús, expulsa violentamente a los mercaderes de bueyes y ovejas, tira el dinero y las mesas de los cambistas, pero a los vendedores de palomas, única posesión de los más pobres, los "invita" enérgicamente a salir del Templo.

La frase de Jesús «Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado» (v. 16) y la escena total de la purificación responden a un ideal de los profetas del Antiguo Testamento quienes buscaban la santificación del lugar donde habitaba Dios como el espacio exclusivo de la reconciliación y la fidelidad a su Alianza (cf. Malaquías 3,1; Zacarías 14,21; Isaías 56, 7; Jeremías 7, 11). 

A estas alturas es bueno plantearse dos cuestiones: ¿Jesús quiere purificar el templo o quiere suprimirlo? ¿su actuación significa un rompimiento con el núcleo de la religión judía o quiere hacer ese núcleo digno de Dios?. La segunda cuestión sería: ¿Jesús fue un hombre violento? ¿tal vez lideraba un grupo sedicioso anti-romano y anti clerical judío? Muchos estudiosos creen que sí. El erudito Fernando Bermejo dice en su artículo "El Jesús antirromano, aclaraciones ulteriores": 

"la hipótesis de un Jesús que no solo fue un predicador religioso visionario sino también un nacionalista convencido se impone a las conciencias de los estudiosos. Desde Reimarus, la han mantenido gente con trasfondos ideológicos y creencias muy diferentes: Charles H. Hennell, Karl Kautsky, Robert Eisler, Samuel Brandon, Hyam Maccoby, Joel Carmichael, etc. En España la han mantenido particularmente G. Puente Ojea, J. Montserrat". 

Y el famoso experto en literatura cristiana del siglo I Antonio Piñero dice en su artículo "Jesús y la política de su tiempo": 

"El episodio de la “Purificación del Templo”, a pesar del tono eminentemente religioso que le otorgan los evangelistas, debe interpretarse como un asalto en toda regla de Jesús para apoderarse del santuario y “obligar” a Dios para que iniciara por fin la instauración de su reino. De ningún modo puede interpretarse el incidente como el gesto de un hombre pacífico. La acción de Jesús fue un ataque directo contra los que los fomentaban y se enriquecían con estas actividades: el clero del Templo, sobre todo los de alto rango y los saduceos, la facción religiosa que dirigía el santuario". 

Saquemos nuestras propias conclusiones.

El Templo reconstruido

Los judíos le piden una señal y Jesús dice la sentencia sobre el Templo. En los evangelios sinópticos Jesús siempre rechaza las peticiones de señales de sus adversarios, pero esta vez Jesús acepta, aunque lo hace con una frase muy enigmática: «Destruid este Santuario y en tres días lo levantaré» (v. 19). Es la única vez que Jesús dice esta frase, en los evangelios sinópticos lo dicen sus adversarios durante el juicio y en la crucifixión (cf. Marcos 14, 58). Otro detalle interesante está en el ejecutor de la acción: en Juan son los judíos los llamados a destruir, en los sinópticos es Jesús quien destruye y al mismo tiempo reconstruye. 

Por último, aparece un serio problema para los cuatro evangelistas: Jesús no cumplió su sentencia, ni destruyó el templo ni lo reconstruyó. Mateo se salva poniendo la frase como una amenaza y no como promesa: "Yo puedo destruir el Santuario de Dios, y en tres días edificarlo" (Mateo 26, 61). Lucas elimina la sentencia. Marcos resalta la diferencia entre lo que destruye ("Templo hecho por hombres") y lo que reconstruye ("Templo no hecho por manos de hombres") (cf. Marcos 14, 58). Juan precisa que el Templo reconstruido se refiere al cuerpo resucitado de Jesús, por eso el cuarto evangelista usa la palabra "levantar" en lugar de "reconstruir" (cf. Juan 2, 19).


Escrito por

Enrique Mesías

Compositor, cantautor y músico. A veces, maestro de escuela. Desenterrar al Jesús histórico es mi pasión desconocida. www.enriquemesias.com


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Notsrí socavado

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